La ciudad de Medellín y el país entero siguen conmocionados por el transfeminicidio de Sara Millerey, una mujer trans de 32 años asesinada brutalmente en el municipio de Bello en abril de este año. Esta semana, las autoridades capturaron a Juan David Echavarría Zapata, alias “Chucky”, identificado como uno de los tres presuntos responsables del crimen.
Alias Chucky es señalado de pertenecer a la estructura criminal La Mesa, vinculada al microtráfico, extorsión, explotación sexual y otros delitos. Según la Policía Nacional, Echavarría enfrenta cargos por homicidio agravado, tortura y tráfico de estupefacientes.
Organizaciones LGBTQ+ han alzado su voz exigiendo justicia real y una transformación estructural en la forma en que el Estado aborda los crímenes por prejuicio. “No fue un hecho aislado. Fue un crimen de odio que refleja una cultura que sigue deshumanizando a nuestras compañeras trans”, afirmó una vocera del colectivo Diversxs Medellín.
La captura de Echavarría representa un paso, pero las organizaciones insisten en la necesidad de justicia integral, garantías para las personas trans y la creación de una fiscalía especializada en violencias por identidad de género.
