✊ Abucheos a Federico Gutiérrez en universidad pública reflejan el descontento social en Medellín

Medellín, 23 de mayo de 2025 – Lo que parecía una jornada deportiva normal en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid se convirtió en una escena política inesperada: el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue abucheado por un grupo de estudiantes y ciudadanos mientras acompañaba a su hijo a un partido de fútbol en la institución.

En videos difundidos en redes sociales, se puede observar cómo varios jóvenes le gritan al alcalde frases como:
“¡No es bienvenido aquí!” y “¡El pueblo no lo quiere!”, reflejando un creciente rechazo hacia su gestión y su figura política, especialmente entre sectores estudiantiles.

🎓 Contexto de descontento en la educación pública

Los hechos no fueron aislados. El Politécnico, al igual que muchas otras instituciones públicas del país, ha sido escenario de movilizaciones estudiantiles, reclamos por mayor financiación a la educación y protestas contra la represión policial durante años anteriores.

Aunque el alcalde calificó a los manifestantes como “encapuchados organizados” y los vinculó a sectores radicales, varios estudiantes señalaron que se trató de una expresión espontánea y legítima de rechazo ciudadano.

🗣️ Gutiérrez culpó a Petro

Fiel a su discurso, Federico Gutiérrez culpó directamente al presidente Gustavo Petro por el incidente, diciendo que “fomenta la violencia” y “protege a la primera línea”. Esta declaración fue duramente criticada por varios analistas, quienes la vieron como una maniobra para desviar la atención del malestar real que existe hacia su administración.

📢 Reacciones divididas

Mientras medios tradicionales respaldaron la postura del alcalde, muchos usuarios en redes sociales manifestaron su apoyo a los jóvenes, señalando que la protesta pacífica es un derecho y que no se puede criminalizar la indignación social.

“No se trató de encapuchados violentos, sino de estudiantes cansados de la política tradicional”, escribió un usuario en X (antes Twitter).


Este episodio es una señal más de que la tensión política en Medellín está lejos de resolverse. El rechazo no vino de organizaciones armadas, sino de voces jóvenes que exigen ser escuchadas en una ciudad con profundas desigualdades sociales.

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